¿Cómo funciona la metformina? Así es el antidiabético más recetado

Cuando los cambios en la alimentación y el ejercicio físico regular no son suficientes para un control glucémico adecuado, la metformina es el primer fármaco al que se suele recurrir. El hecho de que su administración sea vía oral y que se pueda combinar con otros medicamentos o con insulina, lo convierten en un gran aliado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, la más frecuente entre pacientes adultos. De hecho, es el antidiabético más recetado en nuestro país. Pero ¿cómo funciona?, ¿qué características posee para que sea la primera opción farmacológica contra la diabetes?

La metformina actúa reduciendo la glucemia, es decir, la concentración de azúcar en sangre. Lo hace a través de varios mecanismos: reduciendo la cantidad de glucosa (azúcar) que produce el hígado, disminuyendo la cantidad de glucosa que absorbe el cuerpo de los alimentos e incrementando el efecto de la insulina en el cuerpo. «La glucosa, una vez que la tomamos con los alimentos entra a través del intestino con transportadores y a través de ellos pasa de la sangre a las células. La metformina favorece la acción de estos transportadores para que la glucosa pueda pasar hasta las células», amplía Pablo Caballero, farmacéutico del área de divulgación científica del Consejo General de Farmacéuticos.

El tratamiento con metformina funciona a través de tres mecanismos:
- Disminuye la producción de glucosa por parte del hígado.
- Reduce la absorción de glucosa por parte del intestino y por lo tanto, se retrasa la llegada del azúcar al torrente sanguíneo.
- Incrementa la sensibilidad y la recepción de las células del cuerpo a la insulina. Esto permite que la glucosa se aproveche mejor como fuente de energía.


¿Para qué pacientes está indicada la metformina?

«Se recomienda para personas con diabetes mellitus tipo 2, es decir, esos pacientes en los que el páncreas produce insulina pero esta no es del todo funcional o que resulta insuficiente para mantener los niveles de glucemia normales», apunta el farmacéutico. «Debido a que el mecanismo de acción de la metformina implica en buena medida la potenciación de la acción de insulina, no se utiliza en personas con diabetes mellitus tipo I porque estos pacientes no producen insulina o producen muy poca cantidad», añade.

De esta forma, en la ficha técnica se prescribe especialmente en pacientes con sobrepeso, cuando la dieta y el ejercicio por sí solos no son suficientes para el control de la patología. Puede utilizarse en adultos y en niños a partir de 10 años de edad, tanto como monoterapia como en combinación con insulina.

Otro uso de metformina, aunque este no se encuentre propiamente en la ficha técnica, es en mujeres con problemas de esterilidad por el síndrome de ovarios poliquísticos. Estas mujeres, que suelen presentar resistencia a la insulina, se pueden ver beneficiadas del consumo de este fármaco porque favorece la ovulación y la fertilidad.

Sobre cuándo se prescribiría el tratamiento farmacológico con metformina, el endocrinólogo Franz Martin, vicepresidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED) reconoce que hay mucha discusión en este campo: «Depende de la circunstancias de los pacientes. Los hay que tienen un componente genético fuerte y que, a pesar de mantener un estilo de vida saludable, tú ves que van de camino a una diabetes tipo II poco a poco, pasando por una prediabetes». Esta última se diagnóstica cuando la glucemia basal se encuentra entre 110 y 125 mg/dl, la tolerancia a la glucosa entre 140 y 200 mg/dl y la hemoglobina glicada (HbA1c) entre 5,7 y 6,4 %.


¿Cómo se toma?

Según apuntan desde el Consejo General de Farmacéuticos, la dosis debe individualizarse teniendo en cuenta las características del paciente. Normalmente se suele empezar con un comprimido de 500 a 800 mg, tres veces al día. Posteriormente esta dosis puede aumentarse hasta un máximo de un gramo, tres veces al día. Se debe tomar durante las comidas o inmediatamente después de las mismas porque así se consiguen reducir algunas de sus reacciones adversas de tipo intestinal.


¿Cuáles son sus posibles efectos adversos?

«En general, la metformina se tolera muy bien, no suele provocar efectos adversos. Si estos se dan suelen ser al principio y suelen ser molestias gastrointestinales tipo diarrea, dolor abdominal, náuseas o vómitos», señala el farmacéutico. Considera que por eso es importante explicarle al paciente que estos efectos adversos suelen ser leves y que son comunes al principio; pero que en unos pocos días, suelen remitir.

De esta forma, entre las reacciones adversas muy frecuentes (que se dan en uno de cada diez pacientes), la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recoge: los trastornos gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal y pérdida de apetito. Matizando que «estos trastornos aparecen con mayor frecuencia durante el inicio de tratamiento y desaparecen espontáneamente en la mayoría de los casos».

Otro de los posibles efectos secundarios que se han reportado tiene que ver con pacientes que presentan déficits de vitamina B12. Sin embargo, Caballero, recalca: «Es muy poco frecuente. Se sabe que afecta a 1 de cada 10.000 pacientes que toman metformina. Se produce porque esta, a veces, puede interferir en la absorción de la vitamina B12 y en un tratamiento a largo plazo se pueden acabar reduciendo los niveles de esta en sangre. Pero es algo raro».

«Lo que sí es importante es que la metformina no se mezcle con alcohol porque aumenta el riesgo de una reacción adversa que es muy rara, la acidosis láctica, pero que puede ser grave. Los pacientes que la sufren pueden tener dolor para respirar, abdominal e incluso en estados graves, puede llevar al coma», subraya el farmacéutico.


¿Por qué suele ser la primera opción en el tratamiento contra la diabetes?

Una de las ventajas que posee la metformina en comparación con otros tratamientos contra la diabetes es que es muy raro que aparezca hipoglucemia, una complicación de la enfermedad en la cual los niveles de azúcar son demasiado bajos y pueden hacer que el paciente entre en coma.

Además, también entra en juego la comodidad. «Es cierto que depende de cada paciente y cada situación, pero la metformina suele ser de primera elección porque es por vía oral, no por inyección como otro tipo de medicamentos, lo que resulta mucho más práctico para los pacientes», asegura Caballero.

Con todo, cabe recalcar que la metformina no excluye un estilo de vida saludable que incluya una alimentación adecuada y la práctica de ejercicio físico ya que la diabetes suele ser una enfermedad crónica que acompañará al paciente durante toda su vida.


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